viernes, 14 de junio de 2019

Qué sabrá un cuerdo de besar como un loco.


Pretende sin más mi cordura

negarte también en algún beso,

como si del engaño dependiera

el latido, la sangre que fluye desbocada,

y el pecho

abierto en azul, no supiera

que jamás (el beso cuerdo)

es torrente de pasión.


Que la vida

                        —también—

es ese instante de locura

en el que tus ojos

se clavan en los míos, mientras

el arco de tu sonrisa profana la prudencia

haciendo huella en el impulso

y mis labios se acercan a los tuyos

y se preguntan:


¿Qué sabrá este cuerdo de besar,

si no lo hace como un loco?




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