sábado, 23 de marzo de 2019

ABISMO.


Nombramos en exceso la palabra ABISMO
sin haber rondado apenas uno.

JORGE M. MOLINERO

Es cierto, sí.
Me escudo a menudo
en la palabra ABISMO
para dar nombre al vómito de la incertidumbre
que atenaza algún instante,
allí donde la vida
se excluye del latido, y la razón
no atiende a promesas
ni polos opuestos  —atrayéndose—.
Ni siquiera a futuros posibles
después de la tormenta
aunque de ella, surja otro sol en forma de poema
y despeje el horizonte.
Quizá, doy por perdido
frecuentemente                  
aquello que no he ganado,
de tanto mirar al vacío
en busca de algún dios inexistente,
(ahora sé)…
Jorge lleva razón.          Sí,
seguramente he rondado más
momentos morrocotudos.




martes, 19 de marzo de 2019

Padres


Con el desvelo

aún húmedo

por los ratos de lluvia

y el corazón

a veces escarchado

latiendo

en otro continente, quizás

la sangre, siempre sabia

fluye orgullosa.

Hoy, es ayer y mañana       —siempre—

como el hecho de ser

(Padre)      solo es posible

con la primera mirada,

aquélla que

te une de por vida.

Yo

tan torpe en algún beso, alguna vez;

vosotros tan

hijos

que nunca me faltan...



miércoles, 13 de marzo de 2019

Ayer


AYER,       impasible
la mano que cercena el aura de la primavera
taló el Magnolio de nuestros sueños
como quien corta la última margarita
aún sin deshojar
por temor a un miasma imaginario.

Aseguran que estaba enfermo
de ese amor ignoto que se recita a los vientos del olvido,
es cierto que yo, le he visto llorar alguna flor
cansado de esperar, erguido
junto a mi sombra algún abrazo, quizá
sin conocer que aquellos
ahora son en la distancia,
como los besos que se lanzan al aire.

Revélame,       —si conoces el conjuro—
cuántos versos he de escribir
entre sus ramas inertes
hasta formar un corazón con sus raíces
y que de nuevo germine la vida, si ella
dependiera del último poema.

Cuéntame cómo llenar en un instante 
las cuencas de mis ojos
con el vacío de un cielo ahora deshabitado
o cuánto tiempo ha muerto    —con él—
en ese segundo en el que se palpa un recuerdo
en el claustro olvidado del pasado
al respirar.

Aire, para el aire de los pulmones
olor a perfume,
las huellas del recuerdo
en el agua de la fuente que rompe el silencio,
y un magnolio en el centro
así fue hasta ayer
mi último refugio.



lunes, 11 de marzo de 2019

No quiero más hogar...



No quiero más hogar

que un abrazo

bajo el telón de tus estrellas

y algún beso para refugiarme de la lluvia,

caminar   —juntos—

por el patio de los recuerdos

mientras esperamos el amanecer

como la primera vez,

desnudos en la cara oculta de la luna.

Disfrazar los años

detrás de cada arruga en un instante

y hacerme cometa en tus manos.

Ser la memoria de la piel

en cada surco que traza el tiempo,

y volar.

Volar contigo,
        
            más allá de la existencia.