De tus ojos, conservaré
el miedo en la mirada,
la rabia de saberte frágil
en cada bocanada
del aire que hoy me falta,
y sin embargo
son mis lágrimas las que
mojan
este otoño como ofrenda.
Quizá por ellas, Anubis
nos abra algún camino al
norte
de todas las lunas…, allí
donde existir sea la huella
que se ofrece:
Tú, tan viva con la muerte,
y yo tan necio con tu vida.
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