De estos
días
recordaré
el sonido
de los ojos
gritando al
miedo,
oculto el
rostro
—algunas veces—.
El caminar
desnudo
por los
pasillos
de la
histeria,
vacío de
razones.
La rabia
contenida.
Recordaré
sus nombres
uno a uno
en su
desprecio,
también su
causa.
Y aun así
merecerá la
pena
tal
escarnio.
De estas noches
recordaré
—también—
a mucha
gente
anónima
que
ahogando el pánico
entre los
dientes
susurra “gracias”…
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