sábado, 31 de agosto de 2013

Va a ser que no es de recibo.

Hemos asistido esta semana al asalto de los brigadistas de SAT con el beneplácito del su comandante en jefe Diego Cañamero a un supermercado de Carrefour, supuestamente para coger unos libros y unos lapiceros y dárselos a las familias necesitadas.
Sinceramente no tengo la menor duda que el espíritu general de unos hombres y mujeres que ven como su tierra se empobrece a diario, no sea el intentar por todos los medios mejorar la situación aunque para ello haya que Robar. Ahora bien, en este caso permitanme que dude y mucho.
No me cuadra, y no me cuadra porque el asalto tiene un cierto tufillo a oportunismo rancio. Asaltar un supermercado con el pretexto que llega el comienzo del curso y que hay familias que no tienen para pagarse los libros me suena cuanto menos raro. Pero vayamos por puntos.
1. Ciertamente los libros no son un bien de primera necesidad (aunque si entiendo necesarios), a demás llevándose los libros de texto de un supermercado que los adquiere previo encargo de otras familias ¿no supone dejar a estas sin los mismos?. Con esto estaremos dando a unos y quitando a los vecinos.
2. El momento coyuntural no me cuadra en absoluto, en un periodo donde se está demostrando que en el sindicalismo no es oro todo lo que reluce (véase UGT en la propia Andalucía), que estos cuando zampan a 12.000€ la cena no se acuerdan ni de su padre. ¿No será que el SAT ha visto la oportunidad de atraer el ascua del desesperado a su sardina?. 
3. No estoy en absoluto de acuerdo en que para solventar los problemas y necesidades de los necesitados haya que enarbolar la bandera de Robin Hood, sino más bien exigir directamente a nuestros gobernantes que solucionen el problema con políticas activas. Creo recordar que estamos en el siglo XXI y que la época de los super héroes nos queda lejana. Por otra parte no se si estoy yo equivocado pero justamente en Andalucía creo que gobierna un partido de izquierdas apoyado por otro más de izquierdas en el que a su vez su líder es uno de los responsables de todo este embrollo, que a su vez quieren responsabilizar al gobierno central que como es evidente no es de los suyos. (perdonen la ironía Rajoyniana).

Una vez dicho esto y expuesto mi punto de vista, diré que tampoco me parece de recibo comparar el robo de unos carros de libros con el expolio al que las arcas del estado han sido sometidas por los mangantes que nos gobiernan. Por este motivo me asquea que la prensa tache a estos sindicalistas equivocados en su proceder como terroristas natos a los que (habría que fusilar) "palabras extraídas de twitter" de algún colaborador prensil barriobajero y que en cambio en los casos de ROBO de dinero público, ocultación de datos, destrucción de pruebas etc., no se haga más que matizar y hacer la envolvente.

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