Con el desvelo
aún húmedo
por los ratos de lluvia
y el corazón
a veces escarchado
latiendo
en otro continente, quizás
la sangre, siempre sabia
fluye orgullosa.
Hoy, es ayer y mañana —siempre—
como el hecho de ser
(Padre) solo es posible
con la primera mirada,
aquélla que
te une de por vida.
Yo
tan torpe en algún beso,
alguna vez;
vosotros tan
hijos
que nunca me faltan...
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