A cuatro días de tu cielo
se hace fango el poso
que me queda,
y renuncio
-definitivamente-
al tiempo pasado
que fuera torrente
horadando los huecos de la
vida.
No hay luz
reflejándose en el fondo
de esta copa
con la que hoy brindo al
vacío
haciendo soledad el
instante,
ni siquiera
una lágrima que brote
y deshaga el hielo,
solo un suspiro póstumo
desenmascarando las
espinas del silencio.
Aun así brindo
por esta coincidencia
que une tu estrella a mi
ocaso
ahogando de un trago la
agonía,
sin más pretensión
que ser testigo de tu
éxtasis
y reo de mi memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario