(poema infantil)
Blandiendo tu cuerno,
cuernito de plata,
galopas el viento
caballito de magia,
tú,
guardián
de los cuentos,
corcel de las hadas
que adornas tu frente
con tan bella espada.
Y así,
todas las noches,
cuando el sol se apaga,
vigilas inquieto
los bosques y playas
donde viven los duendes,
por si los asaltaran
legiones de orcos
provistos de lanzas.
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