Como un cisne negro
que cierra las alas al
destino,
como la ciudad que duerme
los pasos ausentes
y borra las huellas de la
vida
a la espera de un nuevo día.
Así mi fragilidad
que no entiende del gris del
infortunio
necesita la luz de tu mirada
para abrazar mi tiempo.
Porque el amanecer no es
otra cosa.
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