viernes, 28 de septiembre de 2018

Hay horas...


Hay horas que no se necesitan

que son paso estremecido de la vida,

gravedad gris
-como una losa-

ahogando el pecho en sí disminuido.



Fin de sueños, auroras venideras,

noches de abrazos clausurados.

Tiempo inverso el que se añade

al sereno transitar que son los años.



Hay horas que no se necesitan,

que deshacen el camino proyectado,

sin permiso

mientras el corazón ausente

redobla sus latidos y se dilata.



No es tiempo quizá para el desánimo

y sin embargo

se apaga el aire en los pulmones,

se desnudan las lágrimas

frías ya como la escarcha,

y se hacen llanto.



Aquí donde conviven realidad y sueños

bajo el sombrío cielo del desaliento.




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